La Pandèmia
La pandèmia
Ha estat veritablement una sorpresa per a molts i probablement els qui la predeien es referien a una situació diferent de la que ha succeït. Les notícies van començar a arribar de la Xina a principis d’any. Semblava un altre virus que havia passat d’animals als humans en un entorn de promiscuïtat com és el dels mercats xinesos. Les notícies van anar arribant amb comptagotes, però tot semblava llunyà. Recordàvem l’alarma de la SARS i de la MERS, totes dues infeccions per coronavirus que van venir de països llunyans i s’hi van quedar. Amics viròlegs deien que res no indicava que el nou virus seria diferent dels anteriors. Però ho ha estat, i els seus efectes a nivell mundial, i en particular a Espanya i a Catalunya, són devastadors.
He anat publicant articles a El Periódico sobre el tema tractant de donar la informació que em semblava rellevant evitant de dir el que calia fer o el que no. He insistit en que caldria elaborar opinió científica a partir de la deliberació entre professionals i entre disciplines i he defensat sempre que la opinió científica ha de ser la base sobre la que prendre decisions, però que no té sentit que els comitès d’experts siguin el lloc per la presa de decisions. Aquestes han d’incloure aspectes socials o econòmics que aquells a qui hem delegat democràticament la capacitat de decidir han de pesar en el marc de les seves visions polítiques. La comunitat científica ha reaccionat de manera irregular a la demanda de la societat respecte a trobar solucions per la situació creada. L’interès per la ciència ha crescut de forma clara però l’exposició que han tingut diferents punts de vista en un entorn d’incertesa i els interessos personals d’alguns poden haver danyat la percepció que la nostra societat té de la ciència.
La reacció de les autoritats quan es va presentar la infecció en tota la seva gravetat a casa nostra va ser primer d’incredulitat i finalment van prendre mesures severes de confinament que eren les úniques que teníem tots plegats per aturar l’expansió del virus. La manca de mecanismes per articular respostes entre els diferents nivells de l’Administració han restat credibilitat a les decisions. En una societat molt acostumada a trobar-se entre família i amics i poc acostumada a la disciplina, tot plegat ha tingut efectes greus que caldrà analitzar amb calma. Quan semblava que l’extensió del virus estava guanyada hi ha una segona onada que arriba. La possibilitat de que el virus s’atenués amb el temps o la calor el fes marxar no s’han confirmat. La seva Biologia sembla prou diversa a la dels altres coronavirus i això fa difícil tenir en compte les experiències anteriors. La única esperança que queda és la vacuna i per ara els assajos no són descoratjadors. Els esforços en la recerca sobre el virus i els seus efectes segueixen i van donant resultats però, malgrat els mitjans posats, la recerca té els seus ritmes.
El confinament total o parcial de la població per frenar l’extensió del virus ja porta mig any i els seus efectes sobre els individus, les relacions socials i l’economia es fan sentir. Tenim més temps per llegir o escriure i els mitjans digitals de comunicació han demostrat la seva eficàcia però la reducció del contacte humà té els seus efectes. És discutible predir si la pandèmia produirà canvis duradors en la nostra societat. Segurament algunes tendències existents, com pensar dos cops abans de fer viatges innecessaris, s’acceleraran i ens haurem de revisar algunes estructures i maneres de viure que donàvem per fetes ara fa pocs mesos. També és ben possible que quan sentim que el perill hagi passat ens n’oblidem tot seguit, però en el record de les persones la pandèmia del 2020 s’hi quedarà per sempre i els que s’han quedat pel camí ja són irrecuperables. Tots aquest temps sense viatges i treballant des de casa ha permès acabar articles i llibres que han anat sortint. Esperem que hi hagi gent que tingui temps també per llegir-los.
La pandemia
Ha sido verdaderamente una sorpresa para muchos y probablemente los que la predecían se referían a una situación distinta a la que ha sucedido. Las noticias comenzaron a llegar de China a principios de año. Parecía otro virus que había pasado de animales a los humanos en un entorno de promiscuidad como es el de los mercados chinos. Las noticias fueron llegando con cuentagotas, pero todo parecía lejano. Recordábamos la alarma del SARS y del MERS, ambas infecciones por coronavirus que vinieron de países lejanos y se quedaron. Amigos virólogos decían que nada indicaba que el nuevo virus sería diferente de los anteriores. Pero lo ha sido, y sus efectos a nivel mundial, y en particular en España y en Cataluña, son devastadores.
He ido publicando artículos en El Periódico sobre el tema tratando de dar la información que me parecía relevante evitando de decir lo que había que hacer o lo que no. He insistido en que habría que elaborar opinión científica a partir de la deliberación entre profesionales y entre disciplinas y he defendido siempre que la opinión científica debe ser la base sobre la que tomar decisiones, pero que no tiene sentido que los comités de expertos sean el lugar para la toma de decisiones. Estas deben incluir aspectos sociales o económicos que aquellos a quienes hemos delegado democráticamente la capacidad de decidir deben pesar en el marco de sus visiones políticas. La comunidad científica ha reaccionado de manera irregular a la demanda de la sociedad respecto a encontrar soluciones para la situación creada. El interés por la ciencia ha crecido de forma clara, pero la exposición que han tenido diferentes puntos de vista en un entorno de incertidumbre y los intereses personales de algunos pueden haber dañado la percepción que nuestra sociedad tiene de la ciencia.
La reacción de las autoridades cuando se presentó la infección en toda su gravedad en nuestro fue en primer lugar de incredulidad y finalmente tomaron medidas severas de confinamiento que eran las únicas de que disponíamos para detener la expansión del virus. La falta de mecanismos para articular respuestas entre los diferentes niveles de la Administración ha restado credibilidad a las decisiones. En una sociedad muy acostumbrada a encontrarse entre familia y amigos y poco acostumbrada a la disciplina, todo ello ha tenido efectos graves que habrá que analizar con calma. Cuando parecía que la extensión del virus estaba ganada hay una segunda ola que llega. La posibilidad de que el virus se atenuara con el tiempo o el calor le hiciera desaparecer no se ha confirmado. Su Biología parece bastante diversa a la de los otros coronavirus y esto hace difícil tener en cuenta las experiencias anteriores. La única esperanza que queda es la vacuna y por ahora los ensayos no son desalentadores. Los esfuerzos en la investigación sobre el virus y sus efectos siguen y van dando resultados pero, a pesar de los medios puestos, la investigación tiene sus ritmos.
El confinamiento total o parcial de la población para frenar la extensión del virus ya lleva medio año y sus efectos sobre los individuos, las relaciones sociales y la economía se hacen sentir. Tenemos más tiempo para leer o escribir y los medios digitales de comunicación han demostrado su eficacia pero la reducción del contacto humano tiene sus efectos. Es discutible predecir si la pandemia producirá cambios duraderos en nuestra sociedad. Seguramente algunas tendencias existentes, como pensar dos veces antes de hacer viajes innecesarios, se acelerarán y nos tendremos que revisar algunas estructuras y modos de vida que dábamos por hechas hace pocos meses. También es muy posible que cuando sentimos que el peligro haya pasado nos olvidamos a continuación, pero en el recuerdo de las personas la pandemia de 2020 se quedará para siempre y los que se han quedado por el camino ya son irrecuperables. Todos este tiempo sin viajes y trabajando desde casa ha permitido acabar artículos y libros que han ido saliendo. Esperamos que todos tengan tienes también para leerlos.
El confinamiento total o parcial de la población para frenar la extensión del virus ya lleva medio año y sus efectos sobre los individuos, las relaciones sociales y la economía se hacen sentir. Tenemos más tiempo para leer o escribir y los medios digitales de comunicación han demostrado su eficacia, pero la reducción del contacto humano tiene sus efectos. Es discutible predecir si la pandemia producirá cambios duraderos en nuestra sociedad. Seguramente algunas tendencias existentes, como pensar dos veces antes de hacer viajes innecesarios, se acelerarán y tendremos que revisar algunas estructuras y modos de vida que dábamos por hechas hace pocos meses. También es muy posible que cuando sintamos que el peligro haya pasado nos olvidemos de todo al momento, pero en el recuerdo de las personas la pandemia de 2020 se quedará para siempre y los que se han quedado por el camino ya son irrecuperables. Todos este tiempo sin viajes y trabajando desde casa ha permitido acabar artículos y libros que han ido saliendo. Esperamos que haya gente que tenga también tiempo para leerlos.